La Meditación en Yoga

Qué es la Meditación

Recomendaciones para Comenzar a practicar Meditación

Efectos de la Meditación

La Meditación es un método para trabajar la mente. Un camino para aquietar la mente y luego ir más allá de la mente. Es decir, ir a una dimensión de nuestro ser que está más allá (o más adentro) de los pensamientos, deseos, planes, opiniones personales, etc. Un espacio más amplio, más impersonal y más esencial, que es la fuente de toda la energía positiva, luminosa y gozosa que podamos experimentar.

Calmando, silenciando y desidentificándonos de nuestra mente, podemos abrirnos a ese espacio de sabiduría, generosidad, equilibrio y paz, que hay dentro de cada uno de nosotros.

Recomendaciones para iniciarse en la práctica de la Meditación

Meditar es muy difícil, la mayoría de las personas que intentan practicarla se frustran porque ven que su mente es demasiado distraída. Por ello recomiendo hacer una preparación antes de intentar meditar, lo que facilitará mucho la práctica.

1. Realizar algunos ejercicios con el cuerpo que nos estiren, nos hagan sentir más sueltos, despejados, livianos y cómodos. Pueden hacer los 5 ejercicios de pie que adjunto o si son practicantes de yoga pueden hacer las prácticas que más les gusten, pero la idea no es hacer algo extenuante ni de alta exigencia sino solamente desbloquear el cuerpo y la energía vital.

2. Sentarse en la postura en que puedas mantenerte relajado, inmóvil, firme y cómodo durante el tiempo que dure la práctica. Puede ser una postura meditativa de piernas cruzadas o también sentado en una silla, en ambos casos con la columna recta. Dedicar todo el tiempo que sea necesario a acomodar bien la posición.

3. Ir relajando el cuerpo parte por parte, sin que se desarme la postura.

A continuación comenzar a practicar la técnica de meditación elegida. Una muy recomendable para principiantes es Ajapa dharana por el pasaje frontal, que consiste en lo siguiente:

1. Enfócate en tu respiración unos minutos. Sólo obsérvala, no la modifiques.

2. Cuenta hasta 5 al inhalar y 5 al exhalar. Es decir, la haces más lenta. Unos 5 minutos.

3. Imagina durante unos minutos un canal de energía entre tu ombligo y tu garganta, como un tubo transparente y luminoso. 5 minutos.

4. Imagina que tu respiración se mueve por ese canal, subiendo por allí al inhalar y bajando al exhalar. 5 minutos.

5. Añádele el mantra “So Ham”. Repite mentalmente “Sooo” al inhalar (subiendo) y “Haaam” al exhalar (bajando). Mantén esto unos 10 minutos.

La duración de cada etapa y de la práctica completa puedes regularla de acuerdo a cómo te sientes. Quizás en un principio dedicarás unos 10 minutos a toda la práctica. Luego de un tiempo podrás aumentarla a 15. Más adelante quizás a 20 minutos. Y en algunos momentos tú querrás que sea más larga. Obviamente que en etapa principiantes será más breve y a medida que vayas acostumbrándote y estabilizándote en la práctica irá aumentando la duración.

Es normal que te distraigas infinidad de veces mientras practicas. No te enojes porque descubres una y otra vez a tu mente divagando en cualquier otra cosa. Cada vez que te das cuenta que estabas pensando, es un momento importante en que “viste” a tu mente “desde fuera”. Esa es la idea: que puedas observar a tu mente sin estar identificado con ella, y eso es lo que sucede cada vez en que caes en la cuenta de que estás distraído. Así es que es fantástico cada vez que te pillaste rumiando en otros asuntos.

La meditación consistirá en esto por mucho tiempo: enfocarse en la técnica, darse cuenta que estás distraído y volver a la práctica; una y mil veces.

Así es que te sientas todos los días a hacer tu práctica sin expectativa de estar concentrado, ni de una experiencia agradable ni de nada, solo haces la práctica, resulte como resulte, todos los días.

Sólo habrá avance si practicas regularmente, todos los días y durante muchos años.

Efectos de la Meditación

Los siguientes efectos, en su mayoría se producen con la práctica regular de la Meditación:

Reduce la constricción de los vasos sanguíneos, disminuye la presión sanguínea e intensifica la circulación.

Disminuye notablemente la concentración del lactato en la sangre, asociado a estados de ansiedad y tensión.

Reduce el consumo de oxígeno y  la producción de dióxido de carbono.

Aumenta la resistencia eléctrica de la piel (resistencia baja está asociada a estados de estrés; resistencia alta a relajación).

Proporciona una profunda relajación física, emocional y mental.

Mejora la salud y estimula los procesos autocurativos.

Genera vitalidad, aumentando las reservas de energía y el uso productivo de ellas.

Incrementa la resistencia al estrés y a los desórdenes psicosomáticos.

Mejora la calidad del sueño e induce niveles de descanso más profundos, que propician la regeneración de todas las células del cuerpo.

Regulariza el conjunto de las funciones fisiológicas.

Potencia el sistema inmunológico.

Retarda el envejecimiento biológico.

Desciende la frecuencia de las ondas cerebrales, predominando las ondas Alfa, lo que se traduce en experiencia placentera de descanso y ausencia de ansiedad y tensión, concentración sin esfuerzo, aumento de la creatividad, acceso a información que no es accesible en estados normales, mayor capacidad y claridad para resolver problemas, capacidad para influir en funciones autónomas (ritmo cardíaco, circulación sanguínea, umbral dolor-placer, función digestiva, transpiración, temperatura corporal, resistencia de la piel), y también aparecen las ondas theta, correspondiente al estado de sueño con ensueños, pero en este caso la persona se mantiene consciente.

Incrementa la actividad del hemisferio derecho del cerebro, responsable de la orientación espacial, la creatividad, la intuición, el conocimiento holístico.

Activa el lóbulo frontal izquierdo del cerebro asociado a emociones positivas y estados de calma: estado de ánimo positivo, menor ansiedad, menor cólera, mayor concentración.

Activa el hipotálamo: reduce la frecuencia cardiaca, reduce la frecuencia respiratoria, reduce la tensión arterial, aumenta la serotonina.

Activa el lóbulo parietal: pérdida de la sensación de separación, individualidad, y de la sensación de espacio-tiempo.

Activa el sistema límbico: reduce el miedo, se experimenta sensación de felicidad, sensación de euforia, mayor receptividad emocional, mejor visualización de imágenes, mejora la respuesta emocional frente a acontecimientos externos.

Combate el Alzheimer.

Proporciona estabilidad nerviosa y erradica la dependencia de tranquilizantes, somníferos y drogas.

Potencia el sentido común y el sentido del humor.

Purifica la mente, disuelve las impresiones mentales negativas, y elimina bloqueos, fobias, complejos, miedos, traumas, ansiedad, tensión mental, etc.

Proporciona un estado mental claro, sereno, objetivo y ecuánime.

Desarrolla el estado de alerta y presencia en el aquí y ahora.

Despierta la creatividad y actualiza el potencial latente de la mente.

Genera cualidades y emociones positivas: amor, generosidad, solidaridad, desapego, comprensión, compasión, etc.

Proporciona confianza y seguridad en uno mismo.

Aumenta la espontaneidad y destruye los viejos hábitos y patrones mecánicos de comportamiento.

Mejora el desarrollo de las actividades cotidianas y la relación con los demás.

Genera una actitud de apertura mental.

Integra las diversas facetas de la personalidad y armoniza al individuo con la naturaleza.

Irradia energía, vibraciones de paz y amor que se extienden por el espacio impregnando a otras personas y lugares.

Desarrolla el conocimiento de uno mismo.
Permite acceder a  experiencias de tipo espiritual y descubrir nuestro verdadero ser.